Volúmenes nación escultórica
Del el naturalismo a la abstracción, nueve obras, nueve autores integrados en el espacio público: el del Museo Nacional; el de la nación ecuatoriana.
Nueve obras seleccionadas de la Reserva Nacional se interconectan en esta exposición configurando la «constelación de la escultura»: la del ave y su nido: la del artista y su obra.
La referencia de volúmenes escultóricos da cuenta de los objetos artísticos que ocupan un espacio tridimensional. Objetos que en su factura oscilan entre el naturalismo y la abstracción; siendo el primero, el que tiende a la representación fiel de la realidad; en tanto que el segundo, la abstracción, a la representación que prescinde de ello. Una suerte de proceso evolutivo entre el pensamiento figurado y el abstracto, y que puede culminar en la simbolización artística de la obra y el autor. Así, el naturalismo y la abstracción son dos polos de referencia estilística entre los cuales se puede caminar, indistintamente, con el fin de plantear o definir estéticas diversas.
Los volúmenes escultóricos de Ecuador, referencia a esta muestra en particular, en un sentido subjetivo, bien podrían ser analizados a partir de tantos modelos estéticos; los de origen precolombino, por ejemplo, que oscilan entre estos polos conceptuales de naturalismo y abstracción, con lo que se conformaría un referente histórico en la línea de tiempo que partiera de aquel origen natural, hasta llegar al tiempo de nuestra actualidad. Pero también es posible operar la correlación artística de nación con las estéticas de Occidente, las que han hecho escuela en tantos connacionales que ofician en las artes.
Y es así que, partiendo de la selección de nueve artistas contemporáneos, con sendas obras de su autoría, es concebible aproximarse a varios órdenes estéticos sin restricciones ni de tiempo ni de espacio. Y no solo de una manera conceptual, sino también de una manera alegórica, como la propuesta de la «constelación del ave y su nido», que no es sino una estructura que ubica y despliega museográficamente a las obras y a los autores seleccionados.
Nueve esculturas de la Reserva Nacional son expuestas temporalmente en el MUNA, y configuradas dentro de la abstracción conceptual referida; la de una constelación en la que cada obra es una estrella figurada de esta estructura pareidólica.
Los autores: Marcia Vásconez, Nixon Córdova, Vicky Camacho, Jaime Andrade, Milton Barragán, Jesús Cobo, Estuardo Maldonado, Paulina Baca y Francisco Proaño; se conjugan en esta estructura correlacionada entre el naturalismo y la abstracción, que se contiene dentro de la constelación del ave y su nido —la metáfora del ave (autor) y el nido (obra)— como una fantasía de creatividad y creación; de elaboración y de cuidado; de genética y de pertinencia. Un sentido de territorialidad anidada —que anida— y que está edificada por el connacional en base a un proceso constructivo y particular.
En síntesis, partiendo del naturalismo de Marcia Vásconez —la de la niña con el ave que da el primer sentido constelado—, atávico, se podrá avanzar hacia mayores niveles de abstracción figurativa que bordean diversas líneas conceptuales. De esta manera se hará estación en lo psicológico de Córdova, lo cotidiano de Camacho, lo monolítico de Andrade, lo ciclópeo de Barragán, el constructivismo de Cobo, el dimensionalismo de Maldonado, lo minimalista de Baca, el misticismo de Proaño.
Nueve autores, nueve obras, que se enlazan en esta exposición en una sola construcción que será significada en tierra —tal como es arriba es abajo— en una apachita alineada con la constelación de la escultura; tan simbólico como ritual.
Piedra sobre piedra, obra sobre obra, se edificará la apachita ideal de los volúmenes de nación escultórica, con el fin de estimular la exposición de otros autores, de otras obras; y quizás la creación de muchos más volúmenes de nación equinoccial.