Las cabezas trocadas
Judith Gutiérrez Moscoso (Babahoyo, 1927- Guadalajara, 2003) formó parte de la Escuela de Guayaquil para las Artes Plásticas Contemporáneas y participó en grupos militantes como la Unión de Mujeres del Guayas. Además, colaboró con varias agrupaciones teatrales. En los cincuenta fundó junto a la artista Alba Calderón, el bazar-taller de artesanías y arte Punáes. La palabra “punáes” hace referencia a la población indígena que habitó la isla Puná, en el golfo de Guayaquil. La artista residió en México desde 1964, ahí consolidó su carrera, exponiendo en varios lugares como el Museo Arte Moderno, la Galería Oscar Román, la Galería Pecanins, entre otros. Muchos investigadores han destacado la cualidad naïf de la pintura de Gutiérrez y su anclaje en un imaginario de arte popular latinoamericano. Su obra también ha sido descrita con el sugerente calificativo de “bizantino tropical”, por sus referencias a diferentes repertorios religiosos. Su propuesta, que rebasa el ámbito pictórico, está plagada de símbolos y cierto erotismo, que nos confrontan con las ideas preestablecidas de la sexualidad.